Somos muchos los que pensamos y compartimos la idea de que la Historia es magister vitae. Los conocimientos históricos son nuestras referencias y nuestro punto de partida para entender el mundo en el que vivimos y poder tomar decisiones de forma más racional.
Por el contrario, quienes atacan nuestra libertad, quienes quieren detentar el poder sin someterse a la crítica y al control de los ciudadanos, tienen siempre como su primer objetivo falsear las historia para adaptarla a sus intereses y escamotearnos el conocimiento histórico. Cuando lo consiguen, en mayor o menor medida, el resultado son personas acríticas.
En línea con lo anterior, los sistemas educativos de aquellos países donde los regímenes políticos sufren una cierta tendencia hacia el autoritarismo, aunque formalmente se mantengan como sistemas democráticos, han atacado algunas disciplinas académicas, entre ellas la Historia.
En mi opinión, los seres humanos somos herederos de nuestra Historia; nuestra contextura vital, en palabras de Don Claudio Sánchez-Albornoz, es en parte el resultado de nuestro pasado, especialmente de aquel geográficamente más cercano a nosotros. La Historia de las Civilizaciones, una herramienta utilísima para aquellos que ya poseen un buen conocimiento de Historia pero completamente ineficaz como herramienta explicativa de la Historia para la mayoría de la gente, alumnos o no, no puede utilizarse como una manera de obviar las historias nacionales, porque las naciones han existido y, durante mucho tiempo, seguirán existiendo.
Tampoco el conocimiento de determinadas parcelas históricas como el papel de la mujer o la historia de las mentalidades, por ejemplo, deben plantearse como objetos exclusivos del estudio histórico, pues carecen de sentido si no tienen en cuenta el contexto y un conocimiento general de la Historia en el que inscribirse.
Para terminar estas líneas a modo de presentación, soy de la opinión, avalada por la experiencia de mucho años de docencia y los conocimientos de la Historia y su enseñanza que pueda tener, que la cronología histórica es el hilo vertebrador de la evolución histórica. Los hechos se entienden siempre en relación con el momento o la época en que se producen, al igual que los seres humanos intentamos entender nuestra propia vida siempre en relación con los años o edades por las que hemos pasado.
Y la Historia no deja de ser la vida vivida por muchos hombres y durante mucho tiempo; es decir, una pasión humana inherente a nuestra condición de seres inteligentes.